Los investigadores han descubierto el funcionamiento biológico de las mutaciones de las células inmunitarias previamente asociadas con la enfermedad de Alzheimer. Una de las mutaciones parece desempeñar un papel protector en el cerebro.
Con decenas de millones de personas que viven con demencia en todo el mundo y medios de tratamiento limitados, se han invertido décadas de tiempo y miles de millones de dólares en estudiar la enfermedad. Sin embargo, sigue siendo obstinadamente misterioso. Por eso, el neurocientífico de la Universidad de Stanford Andy Tsai y sus colegas probaron diferentes variaciones del gen de la fosfolipasa C-gamma-2 (PLCG2) en ratones para confirmar y rastrear el mecanismo detrás de su asociación previamente identificada con el Alzheimer.
Se sabe que este gen se expresa en las células inmunitarias de la microglía del cerebro. Estas células identifican y devoran a los invasores u otras células que han funcionado mal en nuestro cerebro. PLCG2 participa en la señalización entre la microglía y en la inducción de una respuesta inflamatoria, y se activa cuando la microglía encuentra placas cerebrales amiloides, una característica común del Alzheimer.
“La respuesta microglial afecta a las neuronas, lo que a su vez afecta a la capacidad de aprender y formar nuevos recuerdos”, explica Gary Landreth, bioquímico de la Universidad de Indiana.
Cuando Tsai y su equipo eliminaron el gen por completo, los ratones se volvieron más propensos a desarrollar Alzheimer. Los investigadores observaron que la microglía con mutaciones de PLCG2 parece responder de manera diferente a las placas amiloides. Cambian la capacidad de las células inmunes para alterar y compactar las placas. Una variación, M28L, actuó igual que el knock-out: dejó a la microglía incapaz de realizar correctamente su tarea.
“No pueden movilizar eficientemente una respuesta sólida al amiloide depositado”, escribe el equipo en su artículo.
Pero otra versión del gen, P522R, fue capaz de mantener la memoria de trabajo de ratones afectados por un modelo de enfermedad de Alzheimer con mayor actividad de la proteína PLCG2. Tsai y sus colegas sospechan que al permitir que la microglía reduzca las placas de manera más efectiva, la mutación ayuda a despejar el camino para que los neurotransmisores alcancen sus objetivos en cerebros de ratones con características similares al Alzheimer.
Esta teoría requiere más pruebas para ser confirmada, y aunque la mutación protectora se ha observado en humanos, no hay datos más allá de una asociación genética entre M28L y el Alzheimer en humanos, ya que esta mutación parece ser rara. Pero el nuevo estudio se alinea con sugerencias recientes de que el Alzheimer es una enfermedad inmune y que las placas amiloides en sí no son las que funcionan mal.
En general, los resultados indican “que promover una respuesta microglial neuroprotectora a la patología amiloide podría limitar la progresión de la enfermedad de Alzheimer”, concluyen Tsai y su equipo.
Esta investigación fue publicada en Immunity.
Fuente: Science Alert.