El colesterol alto se está convirtiendo en un problema de salud muy común y ahora afecta a casi 2 de cada 5 adultos en los EE. UU. Ahora, una nueva vacuna actualmente en desarrollo promete reducir de manera efectiva y asequible los niveles de colesterol “malo” en el cuerpo.
Este colesterol malo, en forma de lipoproteínas de baja densidad o LDL, es el tipo que puede provocar obstrucciones peligrosas en las arterias, reduciendo el flujo de oxígeno al corazón o provocando coágulos sanguíneos que pueden provocar un derrame cerebral. En pruebas en ratones y monos, un equipo dirigido por investigadores de la Universidad de Nuevo México y la Universidad de California en Davis pudo reducir los niveles de LDL apuntando a una proteína llamada proproteína convertasa subtilisina/kexina tipo 9 (PCSK9), que se sabe que tiene una relación importante con los LDL.
“La vacuna se basa en una partícula de virus no infecciosa”, afirma el genetista molecular Bryce Chackerian de la Universidad de Nuevo México.
“Es sólo la cáscara de un virus, y resulta que podemos usar esa cáscara de virus para desarrollar vacunas contra todo tipo de cosas diferentes”.
Los receptores especiales de las células del hígado son responsables de mantener las LDL en un nivel seguro, pero un exceso de PCSK9 puede dañar estos receptores, lo que significa que los receptores se vuelven menos efectivos y hay más colesterol malo flotando en la sangre. La genética, la dieta y varios otros factores pueden influir en la producción de PCSK9 en el cuerpo. En este caso, la combinación de pequeños fragmentos de PCSK9 con la partícula de virus no infecciosa significó que se desencadenó una respuesta del sistema inmunológico, dirigida y neutralizada a la proteína PCSK9.
La vacuna desarrollada por los investigadores demostró ser capaz de reducir el colesterol malo hasta en un 30%. Aunque es tan eficaz como los inhibidores de PCSK9 actuales, es una solución que potencialmente podría costar mucho menos.
“Estamos interesados en tratar de desarrollar otro enfoque que sea menos costoso y de aplicación más amplia, no sólo en los Estados Unidos, sino también en lugares que no tienen los recursos para permitirse estas terapias tan caras”, dice Chackerian.
Todavía estamos bastante lejos de conseguir una vacuna que pueda usarse en seres humanos, pero estos son resultados prometedores, en una solución que sería más asequible que las opciones actuales y duraría alrededor de un año por dosis. Tras una década de desarrollo, la siguiente etapa de la vacuna son los ensayos en humanos, aunque eso requerirá más estudios y más financiación, todo lo cual valdrá la pena si reduce las cerca de 18 millones de vidas que se pierden cada año en todo el mundo debido a enfermedades cardiovasculares.
“Esperamos tener una vacuna en humanos en los próximos 10 años”, afirma Chackerian.
La investigación ha sido publicada en NPJ Vaccines.
Fuente: Science Alert.