Las pajitas de papel no son la solución ecológica que muchos esperaban. Según una nueva investigación, estas alternativas para sorber líquidos no solo tienden a marchitarse de una manera frustrantemente rápida, sino que también contienen niveles bajos de sustancias químicas permanentes. Se desconoce cómo esto afecta la salud de un sorber individual, pero debido a que los químicos permanentes, también conocidos como sustancias poli y perfluoroalquilos (también conocidas como PFAS), pueden tardar siglos en descomponerse a una fracción de su concentración en el medio ambiente, estas pajitas no son necesariamente “biodegradables”. De hecho, científicos de la Universidad de Amberes en Bélgica sostienen que algunas alternativas al plástico basadas en plantas y “ecológicas” pueden estar contribuyendo silenciosamente a la contaminación por PFAS. Cuando los investigadores probaron 39 marcas diferentes de pajitas hechas de plástico, papel, vidrio, bambú o acero inoxidable, encontraron PFAS en casi todos los materiales.
El acero inoxidable fue la única excepción constante. Hoy en día, muchos productos se fabrican con PFAS, un grupo de 15.000 sustancias químicas sintéticas, algunas de las cuales pueden ser tóxicas para la salud humana y animal en concentraciones suficientemente altas.
Los científicos todavía están averiguando a qué niveles los químicos en nuestro entorno podrían elevar los riesgos para la salud, pero debido a que pueden acumularse en el medio ambiente y en los cuerpos de los animales, los científicos temen que incluso los niveles más bajos de contaminación puedan volver a perseguirnos. Reducir el consumo de plástico puede ayudar, pero sólo sustancialmente si las alternativas no contienen PFAS.
Sin embargo, para hacer que el papel y las pajitas de bambú sean repelentes al agua, muchos fabricantes parecen añadir PFAS. O eso, o los productores están utilizando materiales reciclados que ya contienen químicos permanentes.
El resultado es el mismo. En 2021, los científicos de Estados Unidos fueron los primeros en detectar PFAS en pajitas de origen vegetal, lo que indica que los consumidores pueden estar ingiriendo “una cantidad hasta ahora indeterminada de PFAS”.
Investigadores en Bélgica han descubierto lo mismo. Utilizando espectrometría de masas de alta resolución, los autores analizaron la composición química de 20 pajitas de papel, 5 pajitas de vidrio, 5 pajitas de bambú, 5 pajitas de acero inoxidable y 4 pajitas de plástico. Buscaban 29 PFAS diferentes, concretamente.
En todas las pajitas de papel, excepto dos, los investigadores detectaron PFAS, aunque las concentraciones fueron bastante bajas y variaron bastante entre productos. También se detectaron sustancias químicas Forever en tres marcas de pajitas de plástico, dos marcas de pajitas de vidrio y cuatro marcas de bambú.
Entre estas pajitas, el PFAS detectado con más frecuencia, el ácido perfluorooctanoico (PFOA), está prohibido en la mayoría de los países desde 2020. Esta sustancia química puede acumularse en el cuerpo de un animal, donde parece afectar negativamente el desarrollo y la reproducción en ciertas concentraciones.
“Pequeñas cantidades de PFAS, aunque no son dañinas en sí mismas, pueden aumentar la carga química ya presente en el cuerpo”, explica el científico medioambiental Thimo Groffen de la Universidad de Amberes.
Incluso después de utilizar las pajitas, sus contaminantes podrían persistir. Si las pajitas se reciclan, los químicos podrían terminar en un nuevo producto. Y si las pajitas van a un vertedero o se incineran, sus sustancias químicas se esparcirán silenciosamente con el viento o el suelo. Para los consumidores preocupados por los posibles efectos ambientales o de salud, Groffen sugiere usar pajitas de acero inoxidable o ninguna pajita.
El estudio fue publicado en Food Additives and Contaminants.
Fuente: Science Alert.