Los embarazos no planificados después de una ligadura de trompas pueden ser “considerablemente más comunes de lo que muchos esperan”, según un nuevo análisis basado en datos representativos a nivel nacional en los Estados Unidos. La investigación, dirigida por científicos de la Universidad de California en San Francisco, ha descubierto que el embarazo accidental puede ocurrir en más del 5% de las personas después de la esterilización tubárica, que implica cortar, pinzar, bloquear o extirpar las trompas de Falopio. En cambio, un dispositivo intrauterino o un implante anticonceptivo tiene una eficacia superior al 99%.
Dada la cantidad de mujeres en los EE. UU. que expresan interés en la anticoncepción permanente, los investigadores sostienen que debemos evaluar adecuadamente la eficacia en el mundo real de todas las formas de esterilización tubárica. Especialmente porque quedar embarazada después de uno de estos procedimientos aumenta el riesgo de embarazo ectópico, en el que un óvulo fertilizado se adhiere y crece fuera del útero de una manera que, en última instancia, es inviable y puede amenazar la salud de la madre.
“Este estudio demuestra que la cirugía de trompas no puede considerarse la mejor manera de prevenir el embarazo”, concluye la internista general Eleanor Schwarz de la Universidad de California en San Francisco (UCSF).
“Las personas que utilizan un implante anticonceptivo en el brazo o un DIU tienen menos probabilidades de quedarse embarazadas que las que se ligan las trompas”.
La esterilización tubárica es una de las vías más comunes para el control de la natalidad permanente en los EE. UU., con más del 20% de las mujeres de entre 30 y 40 años que se someten a estos procedimientos y casi el 40% de las mujeres de entre 40 y 49 años. A menudo se les asegura a las pacientes que ya no necesitan usar métodos anticonceptivos adicionales. En 2019, una mujer que quedó embarazada después de que le extirparan ambas trompas de Falopio dijo que le habían dicho que la cirugía era “lo más cercano al 100% que se puede conseguir”.
Sin embargo, dependiendo del procedimiento que se realice y de cómo se haga, la esterilización tubárica puede no poner fin de forma permanente a la fertilidad de una persona. Actualmente, el Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos (ACOG, por sus siglas en inglés) informa que la tasa de embarazo después de la esterilización femenina es de aproximadamente un 1% en cinco años. Pero esta cifra se basa en un estudio que comenzó en 1978 y finalizó en 1986.
Los nuevos datos se recopilaron de más de 4000 estadounidenses, de entre 15 y 44 años, que se habían ligado las trompas entre 2013 y 2015. Schwarz y su equipo de la UCSF, la Universidad Johns Hopkins, la Universidad de Cornell y la Universidad de California, Davis, descubrieron que casi el 3% de su cohorte quedó embarazada dentro del año posterior al procedimiento.
Diez años después de la esterilización tubárica, la tasa de embarazo fue del 8,4%. Los hallazgos coinciden con un análisis reciente del estado de California, que descubrió que más del 2% de las pacientes que se sometieron a un procedimiento de esterilización tubárica experimentaron un embarazo dentro del año, y más del 6% experimentaron un embarazo dentro de los cinco años.
Desde la década de 1980, cuando los estudios analizaron por primera vez las tasas de fracaso de la esterilización tubárica, el panorama quirúrgico en los EE. UU. ha cambiado drásticamente. Primero, explican Schwarz y sus colegas, se introdujo la esterilización histeroscópica, que implica la inserción de un espiral en las trompas de Falopio para impedir que el óvulo y el espermatozoide se encuentren, y luego aumentaron las tasas de salpingectomía, que extirpa las trompas por completo.
La seguridad de insertar dispositivos en las trompas de Falopio ha sido seriamente cuestionada en los últimos años, y el dispositivo más popular se dejó de fabricar en 2020, después de que provocara más de 4000 embarazos en pacientes a partir de 2002. Hoy en día, la salpingectomía bilateral suele considerarse la forma más eficaz de esterilización tubárica, pero con pocos datos disponibles, actualmente se desconoce la tasa de fracaso de este nuevo procedimiento.
El primer caso documentado de una mujer que quedó embarazada después de una salpingectomía doble se informó en 2005. Un segundo caso no se publicó hasta tres años después.
El paso de un óvulo por el espacio entre el ovario y el útero suele considerarse poco frecuente. Sin embargo, cuando queda un resto de la trompa, los estudios de casos sugieren que puede aumentar el riesgo de un embarazo no planificado.
“A la hora de elegir el método anticonceptivo que mejor les funcione, las personas tienen en cuenta muchos factores, como la seguridad, la comodidad y la rapidez con la que pueden empezar a utilizar el método”, explica Schwarz.
“Para las personas que han elegido un método ‘permanente’, enterarse de que se han quedado embarazadas puede resultar muy angustioso. Resulta que, por desgracia, se trata de una experiencia bastante habitual”.
Los investigadores están ahora interesados en investigar cómo se comparan los distintos métodos de esterilización tubárica entre sí en lo que respecta a las tasas de fracaso en el mundo real.
“Nuestros hallazgos ponen de relieve la necesidad de un seguimiento continuo de la eficacia de los procedimientos anticonceptivos permanentes”, concluyen los autores.
El estudio se publicó en NEJM Evidence.
Fuente: Science Alert.