Una búsqueda de sustancias químicas que podrían activar inadvertidamente partes del cerebro responsables de las funciones reproductivas ha identificado compuestos que muchos de nosotros podemos encontrar en nuestro entorno, destacando un posible desencadenante de la pubertad precoz en las mujeres. Uno de ellos es un aroma almizclado, que antes se utilizaba comúnmente en las fragancias masculinas, que fue prohibido por la Unión Europea, pero que todavía se puede encontrar en productos que se venden en gran parte del mundo, incluido Estados Unidos.
Durante el siglo pasado, la edad promedio de la menarquia (el comienzo de la menstruación) y el desarrollo de los senos han tendido a disminuir. Si bien existen factores raciales y socioeconómicos claros, el fenómeno es demasiado global y demasiado rápido para ser completamente genético, lo que lleva a los científicos a preguntarse qué nuevos factores ambientales podrían causar cambios tan tempranos.
Si bien muchos estudios han buscado candidatos que pudieran explicar esa madurez precoz, los resultados inconsistentes han hecho que sea difícil identificar a los culpables. Muchos estudios observacionales también están limitados por sus métodos, ya que solo pueden recolectar muestras de sangre y orina durante las horas de vigilia de los voluntarios.
Los investigadores de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos y de la Universidad North Western decidieron centrar su investigación en una red de neuronas del hipotálamo que se sabe que desempeñan un papel fundamental en el control del inicio de la pubertad. Las neuronas que liberan la hormona gonadotropina (GnRH) estimulan la glándula pituitaria para que secrete varias señales químicas, que a su vez indican a los ovarios que produzcan estrógeno y a los testículos que bombeen testosterona.
Aunque los mecanismos que subyacen a este proceso no se comprenden del todo, se cree que interviene un neuropéptido llamado kisspeptina. Es más, las células nerviosas que producen el neuropéptido tienen sus propios receptores que las sensibilizan a las variaciones en el estrés y la dieta, lo que lo convierte en un lugar perfecto para comenzar a buscar otras formas de interferencia. En lugar de buscar signos de alteración en una muestra de voluntarios, los investigadores utilizaron un cultivo de tejido cultivado en el laboratorio para analizar los efectos de varias sustancias en la actividad de GnRH y kisspeptina de las células.
El análisis en sí fue sustancial: se analizaron unas 10.000 sustancias diferentes, descritas en una biblioteca de la Agencia de Protección Ambiental. Luego, herramientas de evaluación adicionales redujeron la lista a unas pocas docenas de compuestos que interferían con una o ambas vías. Varias de las sustancias analizadas eran tipos de agonistas colinérgicos, un grupo de sustancias químicas que imitan un transmisor común a una variedad de vías neuronales, responsables de la memoria, la motivación y la excitación.
Un compuesto en particular se destacó: un candidato a agonista de la kisspeptina, llamado almizcle ambrette. Este dulce aroma ligeramente animal, que alguna vez se encontró comúnmente en cosméticos y fragancias masculinas, fue prohibido por la Unión Europea en la década de 1990, tras la evidencia de su neurotoxicidad en ratas, aunque se sigue sintetizando en India y China.
La sustancia es menos común en productos comerciales en la actualidad, gracias a las recomendaciones de la Asociación Internacional de Fragancias. Pero al ser resistente a la degradación, sigue teniendo una presencia ambiental que podría plantear una preocupación grave y continua, advierten estudios como este nuevo. Pruebas posteriores del almizcle ambreta en cultivos de células hipotalámicas humanas y de ratones y en peces cebra jóvenes vivos demostraron además el potencial de la fragancia para estimular partes del cerebro a producir señales que podrían desencadenar la pubertad a edades más tempranas.
Lo que a primera vista podría parecer una tendencia trivial tiene importantes repercusiones en la salud pública, con mayores riesgos de problemas psicológicos, enfermedades cardiovasculares y cáncer de mama asociados con el inicio temprano de la pubertad. Combinado con estudios que encuentran que la obesidad y los cambios en la dieta también pueden contribuir a una disminución en las edades promedio de la menarquia y el desarrollo de los senos, es posible que una serie de factores puedan estar afectando la forma en que maduran los cuerpos de los niños.
Esta investigación fue publicada en Endocrinology.
Fuente: Science Alert.