Un nuevo análisis de fósiles encontrados en una cueva española sugiere que los neandertales eran capaces de pensar de manera abstracta antes de cualquier interacción con el Homo sapiens. Se encontraron un total de 15 fósiles marinos pequeños en la cueva Prado Vargas en Burgos y, según investigadores de la Universidad de Burgos y la Universidad de Málaga en España, la mayoría de ellos habrían tenido poco valor práctico.
Eso significa que estas criaturas marinas fosilizadas probablemente eran objetos de colección, recolectados deliberadamente por los antiguos homínidos con algún propósito además de la utilidad esencial. Esto apunta al pensamiento abstracto, la capacidad de pensar más allá de la experiencia actual e inmediata, un rasgo humano clave.
“Los fósiles, con una excepción, no muestran evidencia de haber sido utilizados como herramientas”, escriben los investigadores en su artículo publicado. “Por lo tanto, su presencia en la cueva podría atribuirse a actividades de recolección”.
“Estas actividades podrían haber sido motivadas por numerosas causas tangibles e intangibles, lo que sugiere que las actividades de recolección y el pensamiento abstracto asociado estaban presentes en los neandertales antes de la llegada de los humanos modernos”.
Cuanto más descubrimos sobre nuestros primos lejanos, más inteligentes parecen haber sido. No es la primera vez que se descubre que los neandertales coleccionaban objetos que no son herramientas, pero este hallazgo es mayor que los anteriores. Datados entre 39.800 y 54.600 años atrás, los fósiles parecen haber formado parte de un campamento comunitario establecido.
Sin embargo, identificar cuál de las “causas tangibles e intangibles” se aplica en este caso es complicado. Los investigadores plantean la posibilidad de que tuvieran un valor ornamental, se usaran en trueques, dieran identidad cultural al grupo o tal vez se recolectaran como regalos.
Incluso podrían haber sido juguetes para niños, ya que hay evidencia de que vivían niños en la cueva. En resumen, las razones para la recolección son potencialmente tan variadas como las razones por las que seguimos recolectando objetos hoy en día.
“Puede que se hayan encontrado intencionalmente o por casualidad, pero su transporte a la cueva debe haber sido deliberado, lo que implica un impulso para recolectar estos fósiles”, escriben los investigadores. “En cualquier caso, representarían un significado especial”.
Sea cual sea el uso que se le dio a estos objetos de colección, es significativo que no haya evidencia de actividad humana temprana en esta área en la misma época. Parece ser que es un comportamiento que los neandertales desarrollaron por sí solos.
Nuestra inclinación a coleccionar se remonta mucho, mucho tiempo atrás –quizás hasta medio millón de años–, pero hay mucho debate sobre cuándo comenzó realmente y con qué especies. El botín de fósiles de Prado Vargas ofrece una nueva y fascinante perspectiva sobre la cronología del coleccionismo y sobre la consideración de conceptos más allá del aquí y ahora inmediatos.
“Estos fósiles pueden entenderse como evidencia de un interés artístico o una atracción o curiosidad por las formas de la naturaleza”, escriben los investigadores. “No tienen un propósito utilitario y, por lo tanto, su interpretación es controvertida”.
La investigación ha sido publicada en Quaternary.
Fuente: Science Alert.