Durante décadas, la historia de la detección del cáncer de próstata ha estado dominada por tres letras: PSA. El análisis de sangre del antígeno prostático específico es la primera línea de defensa para millones de hombres. Sin embargo, a pesar de su uso generalizado, la prueba del PSA tiene un legado notoriamente problemático. Es una herramienta poco precisa en un campo que exige precisión. Es una prueba que salva vidas, pero también genera ansiedad, desencadena procedimientos dolorosos y, a veces, innecesarios, y a menudo no nos indica la peligrosidad de los bultos.
Aproximadamente uno de cada ocho hombres escuchará las palabras “tiene cáncer de próstata” a lo largo de su vida. La gran mayoría de ellos lo descubren mediante la prueba del PSA, que mide una proteína producida por la próstata. Sin embargo, esta proteína puede estar elevada por muchas razones, no sólo por cáncer.
Afecciones comunes y benignas como el agrandamiento de próstata (HPB) o la inflamación (prostatitis) también pueden disparar los niveles de PSA. Esto conlleva una serie de medidas de seguimiento. Esta falta de especificidad es otro problema para la prueba, ya que genera un alto número de falsos positivos y obliga a muchos hombres a someterse a biopsias de próstata. Estos procedimientos son invasivos e incómodos.
Peor aún, la prueba de PSA puede llevar al sobrediagnóstico y al sobretratamiento de cánceres indoloros de crecimiento lento que tal vez nunca hubieran causado problemas. Por lo tanto, existen muchas razones por las que buscamos una mejor alternativa al PSA. Los científicos han buscado nuevos marcadores en sangre e incluso desarrollado otras pruebas de orina, pero ninguna ha demostrado ser la herramienta de diagnóstico infalible que pacientes y médicos desean. Aquí es donde entra el nuevo estudio.
Un equipo de investigadores de la Universidad Johns Hopkins ofrece una potente alternativa que podría revolucionar la detección de la enfermedad. Esta sencilla prueba de orina no invasiva identificó el cáncer de próstata con precisión en el 91% de los casos, superando los métodos existentes.
Un susurro genético en la corriente
En lugar de buscar una sola proteína en la sangre, el equipo de Johns Hopkins centró su atención en el material genético que las células de la próstata liberan directamente a la orina. Los investigadores sospecharon que las células del cáncer de próstata liberarían un patrón único de mensajes de ARN. Esta firma molecular constituiría la base del nuevo estudio.
Por supuesto, encontrar estas señales es más fácil decirlo que hacerlo. El proceso comenzó con la selección del ruido genético. Mediante tecnología avanzada de secuenciación de ARN en muestras de orina de hombres con cáncer de próstata y de individuos sanos, identificaron inicialmente 815 señales de ARN distintas que diferían entre los dos grupos. Para confirmar que estas señales provenían realmente de tumores de próstata, las compararon con una enorme base de datos genética, el Atlas del Genoma del Cáncer, y descubrieron que el 95% de los genes sobreexpresados estaban, efectivamente, elevados en el tejido tumoral de próstata.
Esta era una ruta prometedora, pero una señal demasiado amplia. Por lo tanto, los investigadores la redujeron a los 50 candidatos más prometedores. Tras las pruebas, surgió un potente trío de biomarcadores: tres moléculas de ARN llamadas TTC3, H4C5 y EPCAM. TTC3 parece desempeñar un papel en el crecimiento del cáncer, y cuando los investigadores bloquearon TTC3 en células de cáncer de próstata en el laboratorio, la capacidad de las células para invadir otros tejidos se vio significativamente suprimida.
Esto fue una ventaja. No sólo encontraron un marcador, sino un posible factor desencadenante de la enfermedad.
Creando la prueba
El equipo combinó estos tres marcadores en una única y potente “firma” que podían detectar. Diseñaron un amplio estudio con cientos de hombres. Los hombres se dividieron en un grupo de “desarrollo”, que perfeccionaría la prueba, y un grupo de “validación”, que confirmaría los resultados. Los participantes proporcionaron una simple muestra de orina y nada más.
Los científicos utilizan una métrica llamada “área bajo la curva” o AUC para evaluar el rendimiento de la prueba. Un AUC de 1 es una prueba perfecta; un AUC de 0,5 es como lanzar una moneda al aire. En el primer grupo de 243 hombres, se logró un AUC de 0,96, notablemente cercano a la perfección. En el grupo de validación, más amplio, de 646 hombres, se logró un AUC de 0,92.
En otras palabras, el método demostró una sensibilidad (capacidad para identificar correctamente a los hombres con cáncer) del 94% y una especificidad (capacidad para identificar correctamente a los hombres sin cáncer) del 86% en el primer grupo, y una sensibilidad del 91% y una especificidad del 84% en el segundo. En esencia, la prueba fue tanto un excelente detector como un cribado fiable, detectando la enfermedad cuando estaba presente y tranquilizando a los hombres cuando no lo estaba.
Cabe destacar que la prueba también demostró una potente capacidad para distinguir entre el cáncer de próstata y las afecciones benignas que la prueba de PSA a veces confunde con cáncer. Esta especificidad es clave para reducir las biopsias innecesarias. Un médico con esta prueba podría indicar con mayor seguridad a un paciente que su PSA elevado probablemente se deba a un agrandamiento benigno de la próstata, evitándole un procedimiento doloroso e innecesario.
Progreso prometedor
“Este nuevo panel de biomarcadores ofrece una prueba diagnóstica prometedora, sensible, específica y no invasiva para el cáncer de próstata”, afirma el autor principal del estudio, el Dr. Ranjan Perera, director del Centro de Biología del ARN del Hospital Pediátrico Johns Hopkins en St. Petersburg, Florida, y profesor de oncología y neurocirugía en la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins. “Tiene el potencial de detectar con precisión el cáncer de próstata, reducir las biopsias innecesarias, mejorar la precisión diagnóstica en pacientes con PSA negativo y servir de base para ensayos de diagnóstico tanto desarrollados en laboratorio como in vitro”.
Las implicaciones son profundas. Este panel basado en orina representa un posible cambio de paradigma en el diagnóstico del cáncer de próstata. Abre las puertas a un proceso de detección más preciso, menos invasivo y menos ansioso. Podría ayudar a los médicos a seleccionar mejor a los hombres que realmente necesitan una biopsia, detectar cánceres agresivos de forma más temprana (incluso con un PSA bajo) y monitorear a los pacientes para detectar recurrencias después del tratamiento.
“Existe una necesidad real de biomarcadores no basados en el PSA para el cáncer de próstata, y la orina es bastante fácil de recolectar en la clínica”, afirma el Dr. Christian Pavlovich, coautor del estudio, Profesor Distinguido Bernard L. Schwartz de Oncología Urológica en Johns Hopkins y director del Programa de Vigilancia Activa del Cáncer de Próstata. “La mayoría de los urólogos consideran que un biomarcador urinario preciso sería una valiosa incorporación a nuestro arsenal diagnóstico actual”.
“Esta prueba tiene el potencial de ayudar a los médicos a mejorar la precisión diagnóstica del cáncer de próstata, reduciendo las intervenciones innecesarias y permitiendo un tratamiento temprano para quienes lo necesitan”, afirma el Dr. Vipul Patel, coautor del estudio y director de oncología urológica del Instituto Oncológico AdventHealth en Celebration, Florida. Patel también es director médico de robótica global del Instituto Global de Robótica de AdventHealth y fundador de la Fundación Internacional del Cáncer de Próstata. “En nombre de los médicos y los pacientes de todo el mundo, abogo por la investigación y el progreso de estos biomarcadores”.
Más trabajo por hacer
Sin embargo, el camino desde un estudio prometedor hasta una prueba clínica rutinaria aún es largo. Los investigadores señalan con acierto que se necesitan ensayos prospectivos más amplios para validar su eficacia en poblaciones más amplias y establecer su papel definitivo en la toma de decisiones clínicas.
Pero la base que se ha establecido aquí es excepcionalmente sólida. En la larga y a menudo frustrante búsqueda de una mejor manera de detectar el cáncer de próstata, esta “biopsia líquida” de tres marcadores destaca como un triunfo de la ciencia molecular moderna y un motivo tangible de optimismo.
El estudio fue publicado en la revista eBio Medicine.
Fuente: ZME Science.
¡Qué alivio que finalmente alguien haya encontrado algo mejor que el PSA para detectar cáncer de próstata! Parece que los científicos de Johns Hopkins han descubierto el secreto de la orina que tanto necesitamos. Esta prueba tan sencilla y no invasiva, que identifica el cáncer con una precisión del 91%, es una verdadera revolución en el diagnóstico. Y lo mejor es que parece ser tan inteligente que incluso puede diferenciar entre el cáncer y problemas benignos, ahorrando a los hombres biopsias innecesarias. Aunque todavía queda camino por recorrer, esta investigación representa un avance monumental. ¡Hasta pronto, PSA, y que esta nueva prueba de orina sea la primera en la línea de fuego!