Los investigadores han identificado disfunciones en dos sistemas cerebrales específicos en personas con psicosis: sistemas que nos ayudan a filtrar la atención hacia información interna y externa importante y a predecir o anticipar recompensas. El nuevo estudio dirigido por un equipo de la Universidad de Stanford nos ayuda a comprender cómo ocurren los síntomas, lo que podría conducir a mejores tratamientos e intervenciones para la psicosis y otras afecciones de salud mental a las que está relacionada.
La psicosis implica desconexiones de la realidad, como alucinaciones y delirios. Puede ocurrir por sí solo, pero también forma parte de afecciones como la esquizofrenia y el trastorno bipolar, que los científicos todavía están tratando de descifrar por completo.
“Este trabajo proporciona un buen modelo para comprender el desarrollo y la progresión de la esquizofrenia, que es un problema difícil”, afirma el neurocientífico cognitivo Kaustubh Supekar de la Universidad de Stanford.
Supekar y sus colegas observaron escáneres cerebrales de 445 personas con afecciones que incluían autismo, TDAH, psicosis temprana y síndrome de deleción 22q11.2 (una condición genética con mayor riesgo de psicosis y esquizofrenia). También observaron exploraciones de 411 personas sanas como controles.
Utilizando un algoritmo de aprendizaje automático, el equipo identificó diferencias en la función cerebral entre los grupos, lo que los llevó a la ínsula anterior (una parte crucial del filtro de la red de prominencia que ayuda a dirigir nuestra atención), y al cuerpo estriado ventral y las vías relacionadas impulsadas por la dopamina (que controlan la búsqueda de recompensas). Si bien el grupo de investigación sospechaba anteriormente que la red de prominencia podría estar involucrada, este nuevo estudio respalda esa hipótesis y muestra que el síndrome de deleción 22q11.2 puede ser una forma útil de analizar los síntomas y el riesgo de la psicosis. Los investigadores encontraron que las diferencias en estas áreas relacionadas con el filtrado de información y la predicción de recompensas fueron significativas tanto en personas con síndrome de deleción 22q11.2 y psicosis como en personas con psicosis de origen desconocido.
“Este paralelo refuerza nuestra comprensión de la psicosis como una condición con firmas cerebrales identificables y consistentes”, dice Vinod Menon, neurocientífico cognitivo de la Universidad de Stanford.
“Este proceso descarrila el funcionamiento normal del control cognitivo, permitiendo que dominen los pensamientos intrusivos, culminando en síntomas que reconocemos como psicosis”.
El siguiente paso, potencialmente, es desarrollar tratamientos basados en estos descubrimientos. Parte de la dificultad en el tratamiento de la psicosis es que puede ser complicado ver qué efectos tienen los diferentes métodos en el cerebro, pero ahora los científicos y médicos pueden ser más precisos en cuanto a dónde están mirando. Los investigadores afirman que los enfoques existentes para tratar la psicosis, incluida la estimulación magnética transcraneal y el ultrasonido enfocado, podrían adaptarse para apuntar a estos centros cerebrales particulares en jóvenes con riesgo de psicosis.
El equipo también desea ayudar a reducir el estigma y aumentar el apoyo a las personas con psicosis. Las condiciones en las que las personas están desconectadas de la realidad pueden ser aterradoras y la línea entre la función neurológica normal y anormal no es tan clara como podría pensarse.
“Nuestros descubrimientos subrayan la importancia de abordar a las personas con psicosis con compasión”, dice Menon.
La investigación ha sido publicada en Molecular Psychiatry.
Fuente: Science Alert.