Las mutaciones en el SARS-CoV-2 podrían ayudar al virus a frustrar potentes moléculas inmunes.
La sangre de muchas personas que se recuperan del COVID-19 contiene moléculas del sistema inmunitario llamadas anticuerpos neutralizantes que desactivan las partículas del nuevo coronavirus. La mayoría de estos anticuerpos reconocen la proteína espiga del virus, que este usa para infectar las células. Los investigadores esperan que estas moléculas puedan usarse como terapias y que las vacunas puedan provocar su producción.
Theodora Hatziioannou y Paul Bieniasz de la Universidad Rockefeller en la ciudad de Nueva York y sus colegas diseñaron una versión del virus de la estomatitis vesicular, que infecta al ganado, para producir la proteína espiga. Luego hicieron crecer el virus en presencia de anticuerpos neutralizantes. La proteína espiga en los virus diseñados adquirió mutaciones que permitieron a los virus escapar del reconocimiento por una gama de anticuerpos neutralizantes.
El equipo también encontró estas mutaciones en muestras de SARS-CoV-2 de personas infectadas en todo el mundo, aunque a frecuencias muy bajas. El tratamiento de “cócteles” de múltiples anticuerpos neutralizantes, cada uno de los cuales reconoce una parte diferente de la proteína espiga, podría evitar que el virus desarrolle resistencia a estas moléculas, sugieren los autores. Los hallazgos aún no han sido revisados por pares.
Fuente: Nature.