Un equipo de paleontólogos y científicos ecológicos de la Universidad de Nankin, la Academia China de Ciencias y la Universidad de Cork, ha descubierto que podría ser posible estimar la coloración de algunos insectos fosilizados utilizando una nueva técnica. En su artículo publicado en la revista Proceedings of the Royal Society B, el grupo describe cómo compararon la fosilización simulada de insectos vivos con la de hace millones de años, y qué encontraron al hacerlo.
Investigaciones anteriores han demostrado que para todos, excepto para los encerrados en ámbar, es imposible estimar la verdadera coloración de los insectos fosilizados. En estos casos, dichos fósiles, que tienden a ser bidimensionales, son monocromáticos. También tienden a tener rayas, manchas o patrones irregulares únicos en varios tonos de gris. En este nuevo esfuerzo, el equipo de investigación ha probado un nuevo enfoque para ayudar a estimar los patrones de color en dichos especímenes.
El trabajo del equipo implicó recolectar y matar varios insectos modernos que se parecían un poco a ciertos insectos fosilizados que habían obtenido anteriormente. Las especies modernas se envolvieron en papel de aluminio y luego se cocieron en un horno a temperaturas que oscilaban entre 200°C y 500°C como medio para simular la fosilización. Luego, el equipo los estudió utilizando un microscopio electrónico de barrido e hizo lo mismo con las muestras fosilizadas. Luego compararon los dos.
Al hacerlo, encontraron que las manchas más oscuras en las muestras que habían sido horneadas tendían a representar partes del exoesqueleto que habían sido ricas en melanina, un pigmento oscuro. Observaron que tales manchas eran más resistentes al calor y, por extensión, más resistentes a la degradación. Esto, sugiere el equipo, podría significar que las áreas más oscuras en los insectos fosilizados probablemente representen partes de las criaturas antiguas que también tenían más melanina, una pista que podría ayudar a hacer estimaciones sobre la coloración. El equipo también propone que en el caso de los insectos fosilizados, si hay áreas uniformes de tonos oscuros, probablemente represente un artefacto de fosilización, mientras que las áreas con manchas probablemente representen el color original.
Finalmente, los investigadores también descubrieron que calentar los insectos los sometía a una fase intermedia en la que se volvían completamente negros antes de diferenciarse en diferentes patrones. El equipo concluye su artículo sugiriendo que experimentos como el suyo podrían abrir nuevas vías de investigación en torno a la estimación de la coloración de los insectos fosilizados.
Fuente: Phys.org.