Los radicales libres no dañan a los tardígrados. De hecho son el secreto de su aparente invencibilidad

Biología

Los científicos finalmente han descubierto el truco molecular que utilizan los tardígrados para entrar en un estado casi invencible que los protege de ambientes extremos, incluido el frío vacío del espacio exterior. Estas diminutas criaturas de ocho patas, conocidas como osos de agua o lechones musgosos, prosperan en todo nuestro planeta. Su abundancia se debe en parte a su hiperresiliencia: en condiciones difíciles, las criaturas se arrugan hasta convertirse en bolas deshidratadas casi indestructibles, lo que se conoce como estado “tun”.

La metamorfosis, conocida como anhidrobiosis, permite a las criaturas sobrevivir a temperaturas extremas, resistir una poderosa radiación conocida como rayos cósmicos e incluso salir ilesos después de ser disparados con un arma. Hasta ahora, los científicos no estaban seguros de cómo realizaban exactamente esta transformación.

“Hace tiempo que se entiende que los tardígrados facilitan estas transiciones anatómicas a través de procesos activos”, escribieron los investigadores en el nuevo estudio. “Sin embargo, los mecanismos a través de los cuales los tardígrados reconocen las fluctuaciones ambientales y señalan las transiciones para entrar y salir de los túneles siguen en gran medida inexplorados”.

Pero en un nuevo estudio, publicado el 17 de enero en la revista PLOS One, los investigadores revelaron los fundamentos moleculares de estas notables habilidades de supervivencia. Descubiertos por primera vez en 1773 por el zoólogo alemán Johann August Ephraim Goeze, los tardígrados fueron llamados “tardígradas” o “pasos lentos” por su andar metódico y tambaleante. Se han identificado alrededor de 1.300 especies de estas criaturas microscópicas que habitan en el agua, y se remontan a hace 600 millones de años, lo que significa que han sobrevivido a los cinco principales eventos de extinción de nuestro planeta.

Las extraordinarias habilidades de supervivencia de los osos de agua residen en su capacidad para transformarse en un estado de hibernación ultradeshidratado. Las patas de las criaturas se retraen y sus cuerpos regordetes y segmentados se curvan en pequeñas bolas que expulsan el 95% de su humedad.

Para investigar cómo las criaturas realizan esta hazaña, los investigadores expusieron a un grupo de especies modelo de tardígrados (Hypsibius exemplaris) a una serie de condiciones potencialmente mortales, incluidos niveles peligrosos de peróxido de hidrógeno, azúcar, sal y temperaturas de -80°C. Al medir el ambiente químico dentro de las células de los tardígrados, los científicos descubrieron que las criaturas producen radicales libres (átomos de oxígeno con un electrón desapareado adicional) que emergen en las células animales durante una fase conocida como estrés oxidativo. En la mayoría de los animales el proceso es dañino, ya que los radicales libres reaccionan con proteínas y fragmentos de ADN para producir mutaciones dañinas.

Pero en los tardígrados, los científicos descubrieron que los radicales libres reaccionan con el aminoácido cisteína para transformar a los bichos en su estado casi indestructible. Lo confirmaron inhibiendo este proceso de oxidación de cisteína, lo que hizo que los tardígrados fueran incapaces de entrar en el estado “tun”.

“Hemos revelado que la supervivencia de los tardígrados depende de cisteínas oxidadas reversiblemente que coordinan la entrada y salida de los estados de supervivencia de una manera altamente regulada”, escribieron los investigadores en el estudio.

Los próximos pasos de los científicos son ver qué tan ampliamente compartido está este mecanismo entre las especies de tardígrados.

Fuente: Live Science.

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